viernes, 27 de septiembre de 2013

El Vapor Chileno ALFONSO salva a la dotacion de la Barca Alemana PINNAS


Contralmirante Roberto BENAVENTE M.
AICH Chile - Presidente
Vista hacia la popa desde la cubierta de la PINNAS - Hommes et Navires an Cap Horn, Paris, 1966, Jean Randier
I.- PEDIDO DE AUXILIO

Las epopeyas de la Armada de Chile son bien conocidas, pero no sucede lo mismo con los acontecimientos marítimos en que la Marina Mercante Nacional ha participado, logrando honores y laureles para Oficiales y Tripulantes de nuestras naves de comercio.

Este relato corresponde a un episodio acontecido en 1929, el que se inicia la noche del 22 de Abril, cuando el radiotelegrafista del vapor ALFONSO, un pequeño buque de carga y pasajeros de la Sociedad MENENDEZ BEHETY que navegaba en el Paso Tamar interceptó un S.O.S., señal marítima de auxilio. Las pésimas condiciones de tiempo y la deficiente calidad de los equipos de radio de la época dificultaron la recepción del pedido de auxilio, pero al menos se logró interpretar que la señal provenía de la barca alemana PINNAS, que se encontraba afrontando un prolongado temporal en las proximidades del temido Cabo de Hornos.

El Capitán Jorge E. Jensen Hansen, experimentado marino de origen danés, nacionalizado chileno en 1916, residente desde 1910, casado con chilena, apresuró el andar del ALFONSO, recalando en Punta Arenas en la mañana del 23 de Abril, informando sobre el pedido de auxilio al Gobernador Marítimo local, Capitán de Fragata don Miguel Elizalde y al Jefe del Apostadero Naval, Comandante don Alberto Paredes, recibiendo órdenes de rellenar combustible y víveres para zarpar de inmediato hacia el Cabo de Hornos en auxilio de la barca alemana.

II.- EN ACCION

Fue así como al anochecer del 23 de Abril el ALFONSO zarpó hacia el sur, navegando los canales Magdalena, Cockburn y Brecknock, saliendo al océano Pacífico, con temporal declarado, por el entonces casi desconocido Paso Prat.


Si nos imaginamos que los buques de la época disponían apenas de un compás magnético, sin radar, sin ecosonda, con apoyo meteorológico mínimo, a lo que debe agregarse lo precario de las cartas de navegación y la falta absoluta de señalización marítima en esa área, comprenderemos mejor la audacia y valentía del Capitán Jensen, cuyo espíritu náutico y solidario era capaz de superar y sobreponerse a estas falencias y a las inclemencias de la naturaleza para prestar oportuna y eficaz ayuda a la dotación de 25 alemanes que componían la tripulación de la PINNAS, barca de 3 palos, de 2500 toneladas de registro, perteneciente a la conocida Linea "P" de Fernando Laeisz, al mando del Capitán L. Lehmann.

En el intertanto, la Gobernación Marítima de Punta Arenas logró establecer contacto con la barca alemana informándole sobre la próxima asistencia del ALFONSO, logrando obtener la mejor posición de la nave accidentada en Lat. 56º20’S Long. 73º30’W., esto es a unas 220 millas al WSW del Cabo de Hornos, posición geográfica que transmitió de inmediato al Capitán Jensen.

El 24 de Abril al anochecer, navegando con mar muy gruesa del NW, el pequeño ALFONSO avistó a la barca PINNAS, intentando acortar distancia para determinar, entre otras cosas, la urgencia con que se requería la ayuda. A medida que se aproximaban al buque, la dotación del ALFONSO pudo comprobar el estado desastroso en que se encontraba el velero alemán.

Testigos presenciales han declarado que nunca habrían imaginado un espectáculo igual. El buque estaba desmantelado. Los palos trinquete y mayor, así como sus vergas, velamen, jarcia fija y de maniobra se encontraban sobre la cubierta, y del mesana sólo restaba el palo macho, una verga y la botavara, donde los alemanes habían montado una antena de radio y cazado una vela de fortuna para tratar de aproar el buque a la marejada y reducir los balances de hasta 45º que abatían al buque a una y otra banda, con evidente riesgo de zozobrar.

Similar apreciación tuvo el Capitán del vapor inglés SCOTTISH STAR que poco más tarde llegó a las proximidades del velero con la intención de remolcarlo hacia puerto seguro. Sin embargo, debido a la persistencia de la malas condiciones de tiempo y considerando que ya se encontraba allí el ALFONSO, su Capitán decidió proseguir viaje a su destino.

La necesidad de ayuda urgente era evidente, pero las condiciones de viento y mar eran las que correspondían a un temporal fuerza 11 de la escala Beaufort, sobre 110 Km / hora y mar arbolada, lo que impedía toda maniobra de aproximación.

Der Albatros, Seccion Aleman, AICHIII.- EL HUNDIMIENTO ES INMINENTE

El ALFONSO se mantuvo casi tres días en las cercanías de la PINNAS en espera de un mejoramiento en las condiciones meteorológicas. En la mañana del 27 de Abril la marejada gruesa amainó un poco su intensidad y el Capitán Lehmann del PINNAS solicitó ayuda urgente a Jensen ante la inundación de las bodegas y la inminencia de que el buque se partía, después de llegar a la conclusión de que era imposible todo intento de remolcar su buque a un fondeadero protegido para su posterior reparación en Punta Arenas, único puerto en el área austral de América donde podrían efectuarse las reparaciones mayores indispensables que requería principalmente el aparejo de la barca.


Fue entonces cuando el Capitán del ALFONSO tuvo que tomar una decisión trascendental, tratando de atracar su buque al costado de la barca para salvar cuanto antes a la dotación en peligro. Sin embargo, los enormes balances de la PINNAS lo obligaron a desistir de ese intento, por lo que ordenó arriar un bote que – al mando del 2º Piloto, don Enrique Imhoff – se largó del ALFONSO con una tarea bien determinada: "Salvar a los tripulantes de la PINNAS".

Bogando en medio de inmensas olas, el patrón del bote se aproximó a la barca alemana comprobando que atracar a cualquiera de sus bandas era una maniobra no realizable, corriendo el riesgo de volcar su propio bote, lo que acarrearía la pérdida de su vida y la de los cinco marineros que tripulaban la embarcación.

Fue allí - bajo circunstancias tan extremas - que emergió el espíritu marinero y la decisión propia de nuestros hombres de mar. El Piloto Imhoff dirigió su embarcación hacia la proa del velero, logrando - con gran pericia profesional - embarcar a 10 tripulantes por una escala de gato que colgaba del botalón del bauprés, regresando a bordo del ALFONSO con su preciosa carga.
Hommes et Navires an Cap Horn, Paris, 1966, Jean Randier
Mientras, el Capitán Jensen comprobaba que el barómetro bajaba rápidamente, indicio seguro de que una nueva depresión ciclónica se aproximaba al área, famosa por la frecuencia y violencia de los temporales. Pero ninguna fuerza de la naturaleza sería más poderosa que su voluntad y decisión de marino empeñado en una labor humanitaria de socorro a otros camaradas que, sin duda, habrían hecho lo mismo en circunstancias similares. Es lo que algunos autores han denominado EL ESPIRITU DE LOS HOMBRES DE MAR, que llega a límites increíbles cuando las circunstancias lo exigen.


Fue así que –pese al pronóstico desfavorable- ordenó hacer un segundo viaje por el resto de la dotación, que también se embarcó por la proa de la averiada barca. De acuerdo a la tradición, el Capitán Lehmann fue, por supuesto, el último en abandonar su nave, que había zarpado de Hamburgo a mediados de Enero con un cargamento de cemento, carbón coke y carga general hacia Talcahuano, San Antonio y Valparaíso, esperando recibir, posteriormente, un cargamento de salitre en Iquique con destino a puertos europeos.

La PINNAS – desarbolada y sin dotación - fue abandonada en el paso Drake y nunca más se supo de ella, presumiéndose que la gruesa marejada se encargó de incorporarla a la larga lista de naves que han zozobrado en las proximidades del Cabo de Hornos.

San Alfonso, Museo Maritimo, ValparaisoIV.- RECONOCIMIENTO AL MERITO

Terminado el salvamento, el Capitán Jensen ingresó a los canales fueguinos por el canal Beagle, recalando a Punta Arenas a mediodía del 29 de Abril, donde las dotaciones del ALFONSO y de la PINNAS fueron calurosamente recibidas por las autoridades marítimas, los armadores de la nave salvadora y buena parte de la población puntarenense.

Después de 14 días en puerto, la dotación alemana se embarcó a bordo del vapor  LLOYD JUSTIN de regreso a su patria. El Gobierno alemán felicitó a los armadores Menéndez Behety, al Capitán Jensen y a toda la tripulación del ALFONSO. A pesar de la tradicional sobriedad chilena para honrar a su héroes, el Capitán Jensen y el Piloto Imhoff  fueron posteriormente condecorados por las autoridades nacionales. El Capitán del ALFONSO fue felicitado por su arrojo, valentía y destreza marinera, recibiendo una medalla de oro otorgada por la Liga Marítima de Puerto Montt, más una condecoración y un diploma firmado por el Canciller alemán de la época Paul von Hindenburg, diploma que sus descendientes, encabezados por su nieta, Sra. Ivonne Domange, donaron a la Sala Capitanes del Cabo de Hornos del Museo Naval y Marítimo de Valparaíso en solemne ceremonia realizada el 19 de mayo de 1997, con asistencia de autoridades navales y miembros de las familias Jensen e Imhoff.


Oleo "PINNAS"V.- EPILOGO

El 27 de Abril de 1997, el autor de este relato se encontraba en Hamburgo, invitado a la recepción de la fragata ucraniana KHERSONES, después de finalizar su viaje a América del Sur, el que incluyó el cruce por el Cabo de Hornos navegando exclusivamente a la vela. En la fecha señalada tuvo la suerte de ser invitado a visitar el museo del Sr. Peter Tamm el mayor museo privado de Alemania y tal vez del mundo. Durante la visita, guiada por un experto, los visitantes pasamos frente a una hermosa pintura que llamó la atención de quien escribe estas líneas, que conocía - desde tiempo atrás - algunos detalles del naufragio de la barca PINNAS, lo que lo movió a hacer un comentario sobre el accidente marítimo y el salvamento de los 25 alemanes del buque por la dotación del vapor mercante chileno ALFONSO. Afortunadamente recordaba hasta los nombres de los respectivos capitanes, todo lo cual llamó poderosamente la atención del guía, un ex–oficial de la Armada alemana, quien no pudo dejar de preguntar:

-¿ Cómo sabe Ud. tanto sobre este asunto?
Bueno respondí por las características insulares de Chile, nuestra historia naval y marítima está plagada de acontecimientos notables que los marinos chilenos conocemos y admiramos, pues demuestra la calidad profesional y el espíritu de sus hombres de mar, que como en todo el mundo están siempre dispuestos a prestar ayuda incondicional a todo marino que esté en peligro, expuesto a las inclemencias de la naturaleza.

Quiera Dios que el episodio relatado sirva de ejemplo a las presentes y a las futuras generaciones.

BIBLIOGRAFIA

Varios ejemplares del diario EL MAGALLANES de Punta Arenas. (fines de Abril 1929).


La PINNAS pide ayuda: Artículo de Ariel Sandoval H., publicado en Revista de Marina Sep./Oct.1975.


El naufragio de la PINNAS: Artículo de Osvaldo Wegmann H., publicado en el diario LA PRENSA AUSTRAL de Punta Arenas.


"Dramas del Mar: Artículo de Claudio Chamorro C.


Hommes et Navires au Cap Horn": Libro de Jean Randier, 5ª edición 1990.


Revista DER ALBATROS Nº41 /1996: Narración de Heinz Kindermann, tripulante de la barca PINNAS en 1929.







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lunes, 23 de septiembre de 2013

Presidente Cofradía de los Capitanes del Cabo de Hornos de Chile




Navegar alrededor del Cabo de Hornos ha sido y sigue siendo una aventura, debido principalmente a la violencia de los malos tiempos dominantes en la región. Si ello es un desafío para los marinos de hoy, es fácil imaginar cuánto más meritorio era cruzar esa zona en los antiguos veleros que, procedentes de Europa, se dirigían -hasta mediados del presente siglo- principalmente a Chile, en busca del salitre que cargaban en los puertos del norte de nuestro país.


El mérito de aquellos navegantes era mucho mayor si nos imaginamos que tales buques eran propulsados sólo por el viento, cuya dirección e intensidad eran determinantes para las naves de esa época. A manera de ejemplo, es oportuno señalar que el tránsito desde latitud 50° Sur en el Atlántico, hasta 50° de Latitud Sur en el Pacífico, vía Cabo de Hornos, demoró, muchas veces, entre 30 y 45 días y que el tiempo récord en dicho tránsito -una hazaña que registran los textos especializados- fue de sólo 5 días y 14 horas a bordo de la fragata alemana PRIWALL, al mando del Capitán Hauth en 1938. Como se recordará, ese buque fue posteriormente vendido simbólicamente al Gobierno de Chile, incorporándose a la Armada con el nombre de LAUTARO.
La navegación en las procelosas aguas del "temido Cabo" -donde la frecuencia y violencia de los temporales era y es reconocida a nivel mundial- resultaba mucho más difícil en el pasado ya que las cartas de navegación y los conocimientos hidrográficos y oceanográficos eran bastante rudimentarios. A lo anterior se agregaba una radiotelegrafía incipiente o inexistente, la carencia absoluta de pronósticos meteorológicos y las múltiples dificultades para obtener la posición geográfica en la mar, debido a que el cielo, cubierto casi permanentemente, impedía efectuar las observaciones astronómicas indispensables.
Por otra parte, la precaria calidad de los instrumentos de navegación y la imprecisión de la hora, provocaban serias dificultades para determinar la Longitud, incrementando sensiblemente los riesgos de chocar contra la costa, obligando a los antiguos navegantes de veleros a trazar su derrota lejos de tierra, aumentando así los tiempos de viaje y los riesgos de colisionar con los hielos en las altas latitudes.
Todo lo anterior era un incentivo más que suficiente para que los antiguos Capitanes de veleros intercambiaran experiencias para lograr mayor seguridad y reducir los tiempos de navegación en esta difícil travesía en que los errores de navegación o la mala fortuna eran implacables para cobrar la vida de las dotaciones. Estadísticas conocidas en el extranjero aseguran que en el cabo de Hornos se han hundido no menos de 800 buques, perdiendo la vida más de 10.000 tripulantes.
De este intercambio de experiencias entre Capitanes franceses, nació la idea de crear una asociación, cuyo propósito principal sería promover y reforzar los lazos de camaradería entre aquel grupo único de hombres de mar que habían experimentado el muy especial privilegio de navegar al mando de un velero alrededor del Cabo de Hornos.
Las bases de la organización se discutieron en el Hotel DE L'UNIVERS, en Saint Malo, Francia, en julio de 1936, pero la reunión de fundación se llevó a cabo en el Hotel DES AJONES D'OR en el mes de mayo de 1937, siendo su primer Presidente el Capitán Louis Charles Allalier.
Las cualidades principales de estos antiguos capitanes de veleros eran el espíritu de lucha, el valor frente a las dificultades, la capacidad marinera, la resolución para adoptar decisiones y el don de mando, frente a tripulaciones que no siempre eran profesionales del mar.
La Segunda Guerra Mundial interrumpió las actividades de la nueva asociación pero, terminado el conflicto, ésta renació con nuevos bríos, reforzando el espíritu de sus fundadores, despertando el interés de otros países por incorporarse a la organización, cuyos objetivos no eran otros que cultivar las virtudes de camaradería y amistad que son propias de los hombres de mar de todas las naciones.
Fue así como en 1950 la asociación se internacionalizó, pasando a denominarse "AMICALE INTERNATIONALE DES CAPITAINES AU LONG-COURS CAP HORNIERS" entidad a la que se incorporaron, con el tiempo, Alemania, Australia, Bélgica, Chile, Dinamarca, Finlandia, Holanda, Inglaterra, Islas Aland, Italia, Norteamérica, (EE.UU. y Canadá), Noruega, Nueva Zelanda y Suecia. Por otra parte, la entidad -que originalmente era sólo para Capitanes- permitió el ingreso a oficiales y tripulantes que hubieran navegando en veleros mercantes alrededor del Cabo de Hornos.
La Cofradía chilena se fundó en 1987, siendo aceptado su ingreso a la AMICALE en 1989. Para ser miembro de la institución chilena se exige ser un hombre de bien y haber cruzado el meridiano del Cabo de Hornos al mando de una nave de cualquier tipo.
La AMICALE organiza anualmente un Congreso Mundial Internacional al que concurren normalmente los Presidentes y un grupo importante de Cofrades de las diferentes Secciones afiliadas. En estas reuniones se examina la marcha de la organización y se planifican las actividades futuras en un espíritu de camaradería y franca amistad entre todos los asistentes, en que la buena voluntad es fundamental para encontrar soluciones armónicas a los problemas o discusiones que -como en toda organización- pueden presentarse.
Este espíritu de confraternidad se ha denominado "Espíritu de Saint Malo". El primero que empleó esta denominación fue el Capitán alemán Carsten Rosenhagen en su discurso de agradecimiento a los Cap Horniers franceses que invitaron a un grupo de 14 capitanes alemanes de veleros a participar en el Congreso que se celebró en Le Havre y Rouen en junio de 1955.
El mar une de manera natural a los marinos de todas las naciones en una bella camaradería que nace de haber experimentado sensaciones, vivencias y aventuras comunes en el mar, especialmente allí donde el peligro es mayor -en el Cabo de Hornos- transformándose en una amistad que sobrepasa las fronteras entre los países. La AMICALE es una Cofradía, una asociación de camaradas, amigos, hermanos en el espíritu de fraternidad propio de los marinos, siempre listos para afrontar y asistir a sus compañeros en peligro, contribuyendo así a eliminar las barreras políticas que puedan separar a las naciones.

El Espíritu de Saint Malo se vincula directamente con los tiempos gloriosos de la navegación a vela alrededor del Cabo de Hornos, donde la lealtad, el valor, la decisión, la iniciativa, el coraje, el don de mando y el espíritu marinero fueron factores comunes a los que han pertenecido y pertenecen a la Cofradía Internacional de los Capitanes del Cabo de Hornos.




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