lunes, 23 de septiembre de 2013

Presidente Cofradía de los Capitanes del Cabo de Hornos de Chile




Navegar alrededor del Cabo de Hornos ha sido y sigue siendo una aventura, debido principalmente a la violencia de los malos tiempos dominantes en la región. Si ello es un desafío para los marinos de hoy, es fácil imaginar cuánto más meritorio era cruzar esa zona en los antiguos veleros que, procedentes de Europa, se dirigían -hasta mediados del presente siglo- principalmente a Chile, en busca del salitre que cargaban en los puertos del norte de nuestro país.


El mérito de aquellos navegantes era mucho mayor si nos imaginamos que tales buques eran propulsados sólo por el viento, cuya dirección e intensidad eran determinantes para las naves de esa época. A manera de ejemplo, es oportuno señalar que el tránsito desde latitud 50° Sur en el Atlántico, hasta 50° de Latitud Sur en el Pacífico, vía Cabo de Hornos, demoró, muchas veces, entre 30 y 45 días y que el tiempo récord en dicho tránsito -una hazaña que registran los textos especializados- fue de sólo 5 días y 14 horas a bordo de la fragata alemana PRIWALL, al mando del Capitán Hauth en 1938. Como se recordará, ese buque fue posteriormente vendido simbólicamente al Gobierno de Chile, incorporándose a la Armada con el nombre de LAUTARO.
La navegación en las procelosas aguas del "temido Cabo" -donde la frecuencia y violencia de los temporales era y es reconocida a nivel mundial- resultaba mucho más difícil en el pasado ya que las cartas de navegación y los conocimientos hidrográficos y oceanográficos eran bastante rudimentarios. A lo anterior se agregaba una radiotelegrafía incipiente o inexistente, la carencia absoluta de pronósticos meteorológicos y las múltiples dificultades para obtener la posición geográfica en la mar, debido a que el cielo, cubierto casi permanentemente, impedía efectuar las observaciones astronómicas indispensables.
Por otra parte, la precaria calidad de los instrumentos de navegación y la imprecisión de la hora, provocaban serias dificultades para determinar la Longitud, incrementando sensiblemente los riesgos de chocar contra la costa, obligando a los antiguos navegantes de veleros a trazar su derrota lejos de tierra, aumentando así los tiempos de viaje y los riesgos de colisionar con los hielos en las altas latitudes.
Todo lo anterior era un incentivo más que suficiente para que los antiguos Capitanes de veleros intercambiaran experiencias para lograr mayor seguridad y reducir los tiempos de navegación en esta difícil travesía en que los errores de navegación o la mala fortuna eran implacables para cobrar la vida de las dotaciones. Estadísticas conocidas en el extranjero aseguran que en el cabo de Hornos se han hundido no menos de 800 buques, perdiendo la vida más de 10.000 tripulantes.
De este intercambio de experiencias entre Capitanes franceses, nació la idea de crear una asociación, cuyo propósito principal sería promover y reforzar los lazos de camaradería entre aquel grupo único de hombres de mar que habían experimentado el muy especial privilegio de navegar al mando de un velero alrededor del Cabo de Hornos.
Las bases de la organización se discutieron en el Hotel DE L'UNIVERS, en Saint Malo, Francia, en julio de 1936, pero la reunión de fundación se llevó a cabo en el Hotel DES AJONES D'OR en el mes de mayo de 1937, siendo su primer Presidente el Capitán Louis Charles Allalier.
Las cualidades principales de estos antiguos capitanes de veleros eran el espíritu de lucha, el valor frente a las dificultades, la capacidad marinera, la resolución para adoptar decisiones y el don de mando, frente a tripulaciones que no siempre eran profesionales del mar.
La Segunda Guerra Mundial interrumpió las actividades de la nueva asociación pero, terminado el conflicto, ésta renació con nuevos bríos, reforzando el espíritu de sus fundadores, despertando el interés de otros países por incorporarse a la organización, cuyos objetivos no eran otros que cultivar las virtudes de camaradería y amistad que son propias de los hombres de mar de todas las naciones.
Fue así como en 1950 la asociación se internacionalizó, pasando a denominarse "AMICALE INTERNATIONALE DES CAPITAINES AU LONG-COURS CAP HORNIERS" entidad a la que se incorporaron, con el tiempo, Alemania, Australia, Bélgica, Chile, Dinamarca, Finlandia, Holanda, Inglaterra, Islas Aland, Italia, Norteamérica, (EE.UU. y Canadá), Noruega, Nueva Zelanda y Suecia. Por otra parte, la entidad -que originalmente era sólo para Capitanes- permitió el ingreso a oficiales y tripulantes que hubieran navegando en veleros mercantes alrededor del Cabo de Hornos.
La Cofradía chilena se fundó en 1987, siendo aceptado su ingreso a la AMICALE en 1989. Para ser miembro de la institución chilena se exige ser un hombre de bien y haber cruzado el meridiano del Cabo de Hornos al mando de una nave de cualquier tipo.
La AMICALE organiza anualmente un Congreso Mundial Internacional al que concurren normalmente los Presidentes y un grupo importante de Cofrades de las diferentes Secciones afiliadas. En estas reuniones se examina la marcha de la organización y se planifican las actividades futuras en un espíritu de camaradería y franca amistad entre todos los asistentes, en que la buena voluntad es fundamental para encontrar soluciones armónicas a los problemas o discusiones que -como en toda organización- pueden presentarse.
Este espíritu de confraternidad se ha denominado "Espíritu de Saint Malo". El primero que empleó esta denominación fue el Capitán alemán Carsten Rosenhagen en su discurso de agradecimiento a los Cap Horniers franceses que invitaron a un grupo de 14 capitanes alemanes de veleros a participar en el Congreso que se celebró en Le Havre y Rouen en junio de 1955.
El mar une de manera natural a los marinos de todas las naciones en una bella camaradería que nace de haber experimentado sensaciones, vivencias y aventuras comunes en el mar, especialmente allí donde el peligro es mayor -en el Cabo de Hornos- transformándose en una amistad que sobrepasa las fronteras entre los países. La AMICALE es una Cofradía, una asociación de camaradas, amigos, hermanos en el espíritu de fraternidad propio de los marinos, siempre listos para afrontar y asistir a sus compañeros en peligro, contribuyendo así a eliminar las barreras políticas que puedan separar a las naciones.

El Espíritu de Saint Malo se vincula directamente con los tiempos gloriosos de la navegación a vela alrededor del Cabo de Hornos, donde la lealtad, el valor, la decisión, la iniciativa, el coraje, el don de mando y el espíritu marinero fueron factores comunes a los que han pertenecido y pertenecen a la Cofradía Internacional de los Capitanes del Cabo de Hornos.




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